Dejarse encendida la luz procedente de las lámparas
fluorescentes de una habitación ahorra dinero y reduce el impacto
medioambiental siempre y cuando no se vaya a volver a la estancia en más
de cinco minutos.
Así lo han comprobado investigadores del CIEMAT y de la Escuela
Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica
de Madrid.
Este tiempo de referencia varía en función de que el
consumidor busque el ahorro económico, reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero o reducir las emisiones de mercurio.
Para ahorrar dinero no se debe apagar la luz si vamos a volver en menos de 7 minutos.
Así,
si el objetivo es reducir el coste económico, no es recomendable apagar
la luz si se prevé volver a la habitación en menos de siete minutos. Si
se busca rebajar las emisiones de gases de efecto invernadero el tiempo
de referencia son cinco minutos y si pretendemos reducir las emisiones
de mercurio, 43 minutos.
"Encender y apagar frecuentemente la
lámpara ahorradora de energía en cada entrada y salida de una habitación
no es recomendable pues dispara tanto las emisiones como el coste
económico", han determinado los investigadores.
A modo de resumen,
los investigadores del CIEMAT Félix García Rosillo y de la Escuela
Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Politécnica Francisco
Castejón Magaña, autores del estudio, han indicado que se debe mantener
la lámpara encendida "solamente el tiempo necesario para realizar la
actividad y finalmente, en caso de salir de la habitación, apagar la luz
si no se prevé retornar antes de tres cuartos de hora".
"Se recomienda especialmente no apagar la luz si se va a retornar a la habitación antes de 5 minutos", han subrayado.
Los tiempos solo son aplicables a las lámparas fluorescentes. Estas recomendaciones son aplicables cuando se trata del uso de lámparas fluorescentes compactas con balasto integrado, denominadas "lámparas ahorradoras de energía" y que fueron ideadas especialmente para sustituir a las lámparas incandescentes.
Estas estimaciones se
basan en tres modelos de lámpara ahorradora de energía, de calidades
buena, intermedia y mala según sus tiempos de vida.
Además, se han
estimado las emisiones de gases de efecto invernadero y de mercurio
asociadas tanto al consumo de electricidad en la fabricación de las
lámparas, como al consumo de electricidad por el uso de las lámparas y
se ha tenido en cuenta el contenido de mercurio de estas lámparas y la
eficacia de las redes de reciclaje de lámparas.
Por otra parte, el coste económico se basa en la estimación del precio de adquisición y en el coste del consumo energético.
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