Shell debe comprometerse  a pagar una suma 
inicial de mil millones de dólares estadounidenses para empezar  a 
limpiar la contaminación causada por los vertidos de petróleo en el 
Delta del  Níger. Así lo han manifestado hoy Amnistía 
Internacional y el Centro para el  Medio Ambiente, los Derechos Humanos y
 el Desarrollo (CEHRD).
Un nuevo informe  elaborado por ambos grupos y hecho público hoy –The true tragedy: delays and  failures in tackling oil spills in the Niger Delta–
 examina la continuada  devastación causada por dos grandes vertidos de 
petróleo ocurridos en Bodo  (región Ogoni) en 2008, que nunca se han 
limpiado.  
El Programa de las  Naciones Unidas para el Medio Ambiente concluyó recientemente que esta
  contaminación por petróleo tan prolongada ha provocado una devastación
 de tal  magnitud que harían falta más de 25 años para que la región 
Ogoni se recupere.  La ONU recomendó que se estableciera un 
fondo para la restauración del medio  ambiente con una suma inicial de 
mil millones de dólares, a la que deberán  seguir fondos adicionales. 
“La actitud de Shell al  no detener de 
inmediato y limpiar los vertidos de petróleo en Bodo ha destrozado  la 
vida de decenas de miles de personas. Bodo es un desastre que 
jamás debería  haberse producido, y que, sin embargo, a causa de la 
inacción de Shell, aún  continúa hoy día. Ya es hora de que esta 
multimillonaria empresa confiese,  limpie y pague”, ha manifestado Aster
 van Kregten, investigador de Amnistía  Internacional sobre Nigeria.
En 2008, dos vertidos  consecutivos, causados por 
fallos en un oleoducto, provocaron que miles de  barriles de petróleo 
contaminaran la tierra y el arroyo que rodea Bodo, una  localidad de 
unos 69.000 habitantes. Los dos vertidos continuaron durante  semanas 
antes de ser detenidos. Desde entonces, no se ha realizado una limpieza 
 adecuada. 
“La situación en Bodo  ilustra la situación general de la industria petrolera en el Delta del Níger.
  Las autoridades sencillamente no controlan a las empresas petroleras. 
Shell y  otras petroleras tienen libertad para actuar –o no actuar– sin 
temor a ser  sancionadas. Hace ya mucho que debería haberse establecido 
un organismo  regulador independiente, sólido y dotado de los recursos 
necesarios; mientras no  exista, aún más personas seguirán sufriendo a 
manos de las empresas petroleras”,  ha manifestado Patrick Naagbanton, 
coordinador de CEHRD. 
Shell, que recientemente  presentó un informe de beneficios de 7.200 millones de dólares entre julio y  septiembre, inicialmente
 ofreció a la comunidad de Bodo tan sólo 50 sacos de  arroz, alubias, 
azúcar y tomates, como indemnización por el desastre. 
Los daños permanentes  causados en los 
caladeros de pesca y en las tierras cultivables han provocado  una 
escasez de alimentos y una subida de los precios en Bodo. Los 
residentes  contaron a Amnistía Internacional y a CEHRD cómo luchan por 
ganarse la vida, y  los graves problemas de salud que sufren. No resulta
 fácil encontrar empleos  alternativos. Muchos jóvenes se han visto 
obligados a buscar trabajo en Port  Harcourt, capital del estado, a 50 
km de distancia.
Un pescador de Bodo  dijo: “Antes del vertido, la 
vida era fácil. Podías vivir de la pesca […]  Después del vertido, todo 
se destruyó”. 
Cuando Amnistía  Internacional pidió a Shell 
comentarios sobre lo ocurrido en Bodo, la empresa  respondió que, puesto
 que los vertidos de Bodo están siendo objeto de un proceso  judicial en
 Reino Unido, no podía dar una respuesta directa. También dijo que  los 
esfuerzos por abordar los problemas de Bodo se ven obstaculizados por 
los  constantes sabotajes en la zona, afirmación enérgicamente rebatida 
por Amnistía  Internacional y CEHRD. 
“Shell dice a menudo que  la mayoría de los vertidos son causados por sabotajes”, ha manifestado Aster van  Kregten. “Esta afirmación ha sido negada enérgicamente por las comunidades y por  las ONG,
 que señalan que el procedimiento de recogida de datos sobre los  
vertidos de petróleo es defectuoso. Incluso en Bodo, donde se ha 
admitido que  los vertidos son culpa de Shell, la empresa parece estar 
utilizando los  sabotajes como excusa para no cumplir con la ley y la 
normativa nigerianas, que  establecen que la empresa debe limpiar el 
vertido sin demora y pagar una  indemnización. Es una postura totalmente
 insostenible.”
“Los hechos son  simples”, ha añadido Patrick 
Naagbanton. “Dos vertidos, ambos culpa de la  empresa, ambos se dejaron 
fluir durante semanas antes de detenerlos, y ninguno  de los dos se ha 
limpiado pese a que han pasado tres años. No hay excusas. Se  mire como 
se mire, se trata de un fallo de la empresa.” 
En el informe también se  critica duramente a los organismos gubernamentales de Nigeria por no hacer  cumplir la normativa.
 El Ministerio Federal de Recursos Petroleros, responsable  de 
garantizar que el sector del petróleo cumple la normativa, también es el
  encargado de promover el sector petrolero y de obtener los máximos 
ingresos.  
El organismo  gubernamental nigeriano responsable de
 los vertidos de petróleo –la Agencia  Nacional de Detección y Respuesta
 a los Vertidos de Petróleo (NOSDRA)– carece de  recursos suficientes y 
es inefectiva. No cuenta con capacidad independiente para  identificar 
vertidos de petróleo, y depende de que se lo notifiquen la empresa  
responsable o la comunidad afectada. 
El informe recientemente  publicado por el Programa 
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señalaba  que, en 
respuesta a los vertidos de petróleo, “los organismos gubernamentales  
están a merced de las empresas petroleras cuando se trata de realizar  
inspecciones sobre el terreno”.
En el caso de los  vertidos de Bodo, la NOSDRA eludió repetidamente su deber de hacer cumplir las  normas. 
Información  complementaria.
El 28 de agosto de 2008,  un fallo en el oleoducto 
transnigeriano provocó un importante vertido de crudo  en Bodo. El 
petróleo estuvo vertiéndose en esa zona pantanosa durante al menos  
cuatro semanas, y probablemente hasta diez. Según los registros de 
Shell, se  vertieron 1.640 barriles; sin embargo, una estimación 
independiente sugiere que  del oleoducto se vertían hasta 4.000 barriles
 diarios. El vertido fue finalmente  detenido el 7 de noviembre de 2008.
El 7 de diciembre de  2008 se produjo un segundo 
vertido en Bodo, también debido a un fallo de las  instalaciones. Se 
informó a Shell el 9 de diciembre, pero pasaron diez semanas  antes de 
que el vertido se detuviera.
Tras intentar durante  años que la zona se limpiara y
 que Shell ofreciera una indemnización adecuada,  la comunidad de Bodo, 
en 2011, llevó a los tribunales británicos su lucha por la  justicia. El
 proceso judicial está en curso, pero ha despertado cierta esperanza  de
 que la situación en Bodo pueda resolverse.
Según el Programa de las  Naciones Unidas para el 
Desarrollo (PNUD), más del 60 por ciento de la población  de la zona 
depende del entorno natural para su sustento.
Según el PNUD, entre  1976 y 2001 se produjeron más 
de 6.800 vertidos, con una pérdida aproximada de  tres millones de 
barriles de petróleo. Muchos expertos creen que, puesto que no  de todos
 los vertidos se informa, las cifras reales pueden ser mucho más  altas.







