Me estremeció la mujer que empinaba a sus hijos
hacia la estrella de aquella otra madre mayor.
Y cómo los recogía del polvo teñidos
para enterrarlos debajo de su corazón.
Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo,
siempre a la sombra y llenando un espacio vital.
Me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
de la melena invencible de aquel alemán.
Me estremeció la muchacha
hija de aquel feroz continente,
que se marchó de su casa
para otra de toda la gente.
Me han estremecido un montón de mujeres,
mujeres de fuego, mujeres de nieve. Pero lo que me ha estremecido
hasta perder casi el sentido,
lo que a mi más me ha estremecido
son tus ojitos, mi hija,
son tus ojitos divinos.
Me estremeció la mujer que parió once hijos
en el tiempo de la harina y un quilo de pan
y los miró endurecerse mascando carijos.
Me estremeció porque era mi abuela además.
Me estremecieron mujeres
que la historia anotó entre laureles.
Y otras desconocidas, gigantes,
que no hay libro que las aguante.
“Educar es lo mismo que poner un motor a una barca hay que medir, pesar, equilibrar...... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino un poco de pirata un poco de poeta y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar mientras uno trabaja, que ese barco, ese niño irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes hacia islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada." Gabriel Celaya.
Desconfía de aquellos que te enseñan
Desconfía de aquellos que te enseñan listas de nombres fórmulas y fechas y que siempre repiten modelos de cultura que son la triste herencia que aborreces.
No aprendas sólo cosas piensa en ellas y construye a tu antojo situaciones e imágenes que rompan la barrera que aseguran existe entre la realidad y la utopía:
vive en un mundo cóncavo y vacío juzga cómo sería una selva quemada detén el oleaje en las rompientes tiñe de rojo el mar sigue a unas paralelas hasta que te devuelvan al punto de partida coloca el horizonte en vertical haz aullar a un desierto familiarízate con la locura.
Después sal a la calle y observa: es la mejor escuela de la vida.
0 comentarios:
Publicar un comentario